Los impactos tecnológicos no son ajenos a la evolución de las políticas nacionales, a la política internacional y a la geopolítica global. Necesitamos interpretar no solamente los cambios en la economía, en lo social, en lo educativo; el mundo y sus circunstancias políticas también están experimentando enormes transformaciones. Esos cambios son tan importantes que caminamos hacia un nuevo diseño político, comercial, geopolítico y de geometría de fuerzas. La tecnología lo ha transformado todo, las relaciones entre los Estados, las relaciones de estos con sus ciudadanos y con sus empresas y organizaciones.

Esto ha dado paso a nuevas formas de intercambio, de competencia, de influencias y de lucha por recursos escasos, por nuevos materiales y por el control de zonas de influencia. Potentes naciones se han visto en declive, mientras que aparecen otras potencias emergentes y, en algunos casos, nuevas formas de influencia y amanecidos intereses imperiales.

La tecnología ha servido para democratizar numerosas cuestiones, pero también tiene su lado oscuro, como instrumento para sojuzgar pueblos y llevarnos a esquemas muy parecidas a las de “1984”. Sera preciso estar atentos y vigilantes, porque de acuerdo con cómo se aplique la tecnología, la línea entre democratizar y sojuzgar puede volverse muy delgada.

De hecho, cuando agregamos a esto las tecnologías de la inteligencia artificial, sabemos que tienen el potencial de hacer mejor la vida de las personas, pero, al mismo tiempo, en manos de Gobiernos y Administraciones inescrupulosas o totalitarias amenazan la privacidad, los derechos civiles, la confianza publica y la propia esencia de la democracia.

Por otra parte, este MicroLab debe tener utilidad para apoyar a políticos e instituciones gubernamentales y regionales en sus esfuerzos de comprender el cambio, legislar al respecto y adoptar todas aquellas medidas que influyan en el desarrollo, al tiempo de asegurar la protección de los ciudadanos.