El tema de la Inteligencia Artificial, con su enorme alcance y lo poco que en realidad sabemos – en muchos casos todavía estamos en etapa intuitiva – ha dado lugar a una autentica catarata de estudios, opiniones, controversias y encendidos debates que prácticamente se producen diariamente.
Nuestro Laboratorio entiende que uno de los mejores servicios que puede prestar a todas aquellas personas y organizaciones que siguen nuestros trabajos es ofrecer una Serie escogida de aquellas opiniones, posiciones y debates, llevados prácticamente al día en que se producen, para mantener genuinamente informados a aquellos que están pendientes de lo que está sucediendo y de nuestra visión.
Por cierto, el Laboratorio se encuentra trabajando en su Microlab de Inteligencia Artificial y oportunamente hará saber sus conclusiones y percepciones, pero la urgencia del tema no admite demasiadas demoras. Esa es la razón por la que hoy inauguramos una Serie, la de Inteligencia Artificial, la que esperamos sea el fermento de análisis, meditación y conclusiones sobre la proyección que un tema de esta envergadura nos obliga a abordar. Nadie, ni gobiernos, ni organismos internacionales, ni organismos regionales, think thanks e individuos pueden permanecer indiferentes a su evolución. Como siempre, esperamos que nuestro servicio pueda resultarles de utilidad.
EL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MUESTRA DESCONCIERTO FRENTE A LA REGULACION DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL.
En lo que se ha transformado ya en una situación clásica en los Estados Unidos, la reunión entre el fundador de OpenAI, Samuel Altman y el Sub-Comité del Senado, de la que dábamos cuenta en post anteriores termino en una simpática reunión donde no se tomaron resoluciones, se hicieron clamorosas declaraciones y se demostró la vigencia en estos tiempos de disrupción tecnológica de como sigue funcionando perfectamente la milenaria técnica del lobby. Pero también demostró algo mucho mas preocupante, la escasa comprensión de la política con respecto al contenido y los alcances de la tecnología, lo que es tan peligroso como los eventuales riesgos de la aplicación tecnológica en determinadas áreas. Infelizmente, la frase que sostiene que la tecnología va en ascensor (hacia arriba) y la política va por la escalera (hacia abajo), parece confirmarse una vez más. Por cierto, los Estados Unidos es uno de los países desarrollados que tiene el mayor grado de retraso en la regulación de muchos aspectos tecnológicos, que han sido resueltos, por ejemplo, por la Unión Europea o Japón.
Carlos Ares, economista del Consejo de la Ciudad de Barcelona, y uno de los principales referentes en materia tecnológica, ha dicho, con su sentido del humor habitual, pero también con su aguda apreciación uno de los más certeros diagnósticos que se han hecho sobre Alman: «El CEO de OpenAI pide más regulación para la industria de la inteligencia artificial. ”Mi peor miedo es que esta tecnología salga mal. Y si sale mal, puede salir muy mal”. (Recordemos que Sam Altman es uno de esos preparacionistas que estamos acostumbrados a ver en las películas que viven en las montañas y tienen todo un arsenal de armas, latas de conserva y artilugios de todo tipo para sobrevivir a un ataque zombi, a una invasión de extraterrestres o a su propia inteligencia artificial)”. Conociendo a los capitanes de la tecnología, la apreciación parece más que certera.
Una presentación cuidadosamente preparada y coreografiada:
Altman y los legisladores acordaron que los nuevos sistemas de inteligencia artificial deben ser regulados, pero todavía no está claro cómo sucedería eso.
El tono de las audiencias del Congreso con ejecutivos de la industria tecnológica en los últimos años puede describirse mejor como antagónico. Mark Zuckerberg, Jeff Bezos y otros destacados controladores de empresas tecnológicas han sido criticados en el Capitolio por legisladores molestos con sus empresas. Esta reunión parece haber cambiado esa tónica de confrontación, en especial por la actitud del deponente, proactiva y “preocupada”, lo que lo ha diferenciado de las anteriores presentaciones, por lo general manejadas a la defensiva y en cierto tono de negacionismo, lo que derivó en climas poco amistosos en los intercambios.
Altman hizo su debut público en el Capitolio cuando se disparó el interés por la IA. Los gigantes tecnológicos han invertido esfuerzos y miles de millones de dólares en lo que dicen es una tecnología transformadora, incluso en medio de las crecientes preocupaciones sobre el papel de la IA en la difusión de información errónea, la destrucción de empleos y algún día la inteligencia humana.
Pero Altman, director ejecutivo de OpenAI, una empresa emergente de San Francisco testificó ante los miembros de un Subcomité del Senado y coincidió en gran medida con ellos en la necesidad de regular la tecnología de IA cada vez más poderosa que se crea dentro de su empresa y otras como Google. y Microsoft (y de paso, se coloca el reflector sobre la competencia más dura. Indudablemente Altman y sus asesores conforman un extraordinario equipo de estrategas)
En lo que es su primer testimonio ante el Congreso, Altman imploró a los legisladores que regularan la inteligencia artificial mientras los miembros del Comité mostraban una comprensión incipiente de la tecnología (desarrollaremos esto en un apartado que está colocado más adelante en este articulo). La audiencia subrayó la profunda inquietud que sienten los tecnólogos y el gobierno por los daños potenciales de la IA. Pero esa inquietud no se extendió a Altman, quien tuvo una audiencia amistosa en los miembros del Subcomité. La audiencia duro tres horas y fue realmente educativa para un conjunto de miembros políticos con escaso conocimiento de la profundidad del problema. Eso no quita que los legisladores no estén inquietos, pero es una inquietud mas por influencia del entorno que por comprensión real del fenómeno.
Dentro de las actividades de lobby, Altman también habló sobre la tecnología de su compañía en una cena con docenas de miembros de la Cámara, la noche anterior a la celebración de la audiencia legislativa y también se reunió en privado con varios senadores antes de la audiencia. Ofreció un marco flexible para gestionar lo que suceda a continuación con los sistemas de rápido desarrollo que algunos creen que podrían cambiar fundamentalmente la economía. Quedó claro que los miembros del Subcomité del Senado para la privacidad, la tecnología y la ley no planeaban un duro interrogatorio para Altman, ya que agradecieron a Altman por sus reuniones privadas con ellos y por acceder a comparecer en la audiencia. Cory Booker, Demócrata de Nueva Jersey, se refirió repetidamente a Altman por su nombre de pila. Viendo el contexto, no parece ser sorprendente.
“Si algo puede salir mal, puede salir bastante mal”:
“Creo que, si esta tecnología sale mal, puede salir bastante mal. Y queremos expresarnos al respecto”, dijo. “Queremos trabajar con el gobierno para evitar que eso suceda”. Esta frase de Altman es particularmente preocupante. Si interpretamos esto con cuidado, veremos que en realidad no sabemos si algo puede salir mal, lo que de por si es grave. Entonces no se entiende porque OpenAI anuncia que conectará en breve ChatGPT a Internet. Los usuarios que paguen por ChatGPT Plus, que utiliza el modelo GPT-4, tendrán acceso a una función de navegación web que proporcionará información actualizada». No sabemos lo que puede salir mal, pero pa’lante!. Wow!
El acceso generalizado a las nuevas herramientas de IA de OpenAI y Google indica que la guerra de la IA no hace más que avivarse a medida que las grandes empresas tecnológicas compiten por crear la IA más potente y fácil de usar.
La preocupación ha alcanzado al Presidente Joseph Biden y a sus asesores, lo que parece indicar que la cuestión no ha de quedar en esta simple comparecencia. Eso ha puesto la tecnología en el centro de atención en Washington. Biden dijo este mes en una reunión con un grupo de directores ejecutivos de empresas de inteligencia artificial que “lo que están haciendo tiene un enorme potencial y peligro”.
Las sugerencias puestas a consideración del Senado y las respuestas:
A Altman se unieron en la audiencia Christina Montgomery, directora de privacidad y confianza de IBM, y Gary Marcus, un conocido profesor y crítico frecuente de la tecnología de Inteligencia Artificial. Lo mas interesante, como veremos después, qu el principal problema del titular de OpenAI no fuer ninguno de los legisladores, sino precisamente la lógica implacable del Dr. Marcus.
Altman dijo que la tecnología de su empresa puede destruir algunos puestos de trabajo, pero también crear otros nuevos, y que será importante que «el gobierno descubra cómo queremos mitigar eso». Haciéndose eco de una idea sugerida por el Dr. Marcus, propuso la creación de una agencia que emita licencias para el desarrollo de modelos de IA a gran escala, normas de seguridad y pruebas que los modelos de IA deben pasar antes de ser lanzados al público.
“Creemos que los beneficios de las herramientas que hemos implementado hasta ahora superan ampliamente los riesgos, pero garantizar su seguridad es vital para nuestro trabajo”, según Altman.
Pero no estaba claro cómo responderían los legisladores al llamado a regular la IA. El historial del Congreso en materia de regulaciones tecnológicas es desalentador. Docenas de proyectos de ley de privacidad, expresión y seguridad han fracasado en la última década debido a las disputas partidistas y la feroz oposición de los gigantes tecnológicos.
Estados Unidos ha estado a la zaga del mundo en cuanto a regulaciones en materia de privacidad, expresión y protección de los niños. También está atrasado en las regulaciones de Inteligencia Artificial. Los legisladores de la Unión Europea están listos para introducir reglas para la tecnología a finales de este año. Y China ha creado leyes de Inteligencia Artificial que cumplen con sus leyes de censura, como era de esperar del Reino del Big Brother.
El senador Richard Blumenthal, Demócrata de Connecticut y Presidente del Panel del Senado, dijo que la audiencia fue la primera de una serie para aprender más sobre los posibles beneficios y daños de la IA para eventualmente «escribir las reglas».
También reconoció el fracaso del Congreso para mantenerse al día con la introducción de nuevas tecnologías en el pasado. “Nuestro objetivo es desmitificar y responsabilizar a esas nuevas tecnologías para evitar algunos de los errores del pasado”, dijo Blumenthal. “El Congreso no cumplió con el momento en las redes sociales”. Y, por cierto, sigue sin hacerlo.
Los miembros del Subcomité sugirieron una agencia independiente para supervisar AI; reglas que obligan a las empresas a revelar cómo funcionan sus modelos y los conjuntos de datos que utilizan; y normas antimonopolio para evitar que empresas como Microsoft y Google monopolicen el mercado naciente.
“El diablo estará en los detalles”, dijo Sarah Myers West, directora general de AI Now Institute, un centro de investigación de políticas relacionadas con la tecnología y con la Inteligencia Artificial. Ella dijo que las sugerencias de Altman para las regulaciones no van lo suficientemente lejos y deberían incluir límites sobre cómo se usa la IA en la vigilancia y el uso de datos biométricos. Señaló que Altman no mostró ningún indicio de ralentizar el desarrollo de la herramienta ChatGPT de OpenAI. “Es una gran ironía ver una postura sobre la preocupación por los daños por parte de personas que están lanzando rápidamente al uso comercial el sistema responsable de esos mismos daños”, dijo la Sra. West.
La brecha entre comprensión política y avance tecnológico:
Algunos legisladores en la audiencia aún mostraron la brecha persistente en los conocimientos tecnológicos entre Washington y Silicon Valley. Lindsey Graham, Republicana de Carolina del Sur, preguntó repetidamente a los testigos si un escudo de responsabilidad de discurso para plataformas en línea como Facebook y Google también se aplica a la Inteligencia Artificial.
Altman, tranquilo y sereno, intentó varias veces establecer una distinción entre la IA y las redes sociales. “Necesitamos trabajar juntos para encontrar un enfoque totalmente nuevo”.
Algunos miembros del Subcomité también se mostraron reacios a tomar medidas drásticas contra una industria con una gran promesa económica para Estados Unidos y que compite directamente con adversarios como China. Ciertamente, los políticos estadounidenses no logran establecer con claridad lo que son peligros de una tecnología y lo que es le geopolítica tecnológica de su país.
Los chinos están creando IA que “refuerzan los valores fundamentales del Partido Comunista Chino y el sistema chino”, dijo Chris Coons, Demócrata de Delaware. “Y me preocupa cómo promovemos la IA que refuerza y fortalece los mercados abiertos, las sociedades abiertas y la democracia”.
Algunas de las preguntas y comentarios más difíciles hacia Altman provinieron del Dr. Marcus, quien señaló que OpenAI no ha sido transparente sobre los datos que utiliza para desarrollar sus sistemas. Expresó dudas sobre la predicción de Altman de que los nuevos trabajos reemplazarán a los eliminados por la Inteligencia Artificial.
“Aquí tenemos oportunidades sin precedentes, pero también nos enfrentamos a una tormenta perfecta de irresponsabilidad corporativa, despliegue generalizado, falta de regulación adecuada y poca confiabilidad inherente”, dijo el Dr. Marcus.
Las empresas tecnológicas han argumentado que el Congreso debe tener cuidado con las reglas generales que agrupan diferentes tipos de IA. En la audiencia del martes, la Sra. Montgomery de IBM pidió una ley de IA que sea similar a las regulaciones propuestas por Europa, que describe varios niveles de riesgo. Pidió reglas que se centren en usos específicos, no que regulen la tecnología en sí.
“En esencia, la IA es solo una herramienta, y las herramientas pueden servir para diferentes propósitos”, dijo, y agregó que el Congreso debería adoptar un “enfoque de regulación de precisión para la IA”.
Mientras, la competencia arrecia:
Por cierto, OpenAI no es la única empresa que ha puesto en funcionamiento lo que esta en discusión. La visión mas completa que se puede ofrecer en este momento, y tomando en consideración a aquellos considerados como proyectos más importantes, nos muestra:
ChatGPT. ChatGPT, el modelo de lenguaje de inteligencia artificial de un laboratorio de investigación, OpenAI, ha estado en los titulares desde noviembre por su capacidad para responder a preguntas complejas, escribir poesía, generar código, planificar vacaciones y traducir idiomas. GPT-4, la última versión presentada a mediados de marzo puede incluso responder a imágenes (y aprobar el Examen de la Barra Uniforme).
Bing. Dos meses después del debut de ChatGPT, Microsoft, el principal inversionista y socio de OpenAI, agregó un chatbot similar, capaz de tener conversaciones de texto abiertas sobre prácticamente cualquier tema, a su motor de búsqueda en Internet Bing. Pero fueron las respuestas ocasionalmente inexactas, engañosas y extrañas del bot las que atrajeron gran parte de la atención después de su lanzamiento.
Bard. El chatbot de Google, llamado Bard, se lanzó en marzo para un número limitado de usuarios en Estados Unidos y Gran Bretaña. Originalmente concebida como una herramienta creativa diseñada para redactar correos electrónicos y poemas, puede generar ideas, escribir publicaciones en blogs y responder preguntas con hechos u opiniones.
Ernie. Ernie, abreviatura de Representación mejorada a través de la integración del conocimiento, resultó ser un fracaso después de que se revelara que se había grabado una demostración "en vivo" prometida del bot.
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