El problema de la IA y el empleo no es el que crees: cuanto más ganes, más peligro corres
A muchas personas, nunca les ha preocupado la irrupción de la tecnología en el empleo… porque quienes perdían su trabajo eran otros. Per
o la IA lo ha cambiado todo: nadie está a salvo
Colaboración de C. Otto
En el recurrente debate sobre inteligencia artificial y su impacto sobre el empleo, hay dos posturas enfrentadas: la de los apocalípticos y la de los entusiastas.
Los apocalípticos aseguran que todo nuestro tejido laboral está en peligro y que, por tanto, hay que hacer algo: limitar el uso de la IA, que las empresas que la usan paguen más impuestos, implantar una renta básica… Los entusiastas, por su parte, viven en el optimismo más absoluto. No solo les fascina el poder de la IA, sino que además aseguran que no podemos poner puertas al campo, que la irrupción tecnológica no es nada nuevo, que viene pasando desde la Revolución Industrial, que eliminará unos trabajos, pero creará otros, que siempre hará falta mano de obra para manejar a los robots… Huelga decir que ninguna de las dos posturas respalda su opinión con datos ni con informes rigurosos. Es, básicamente, un ejercicio de fe hacia sus posturas.
Hay otro elemento que caracteriza a estos dos grupos: su posición laboral. Los apocalípticos lo son porque creen que sus empleos serán los primeros en desaparecer, mientras que los entusiastas están encantados… porque quienes pueden acabar en la calle no son ellos, sino otros. Se trata, en realidad, de un enfrentamiento bastante frecuente en los últimos siglos: los profesionales blue collar (cuello azul), que representan los trabajos físicos, manuales y de baja cualificación (con sueldos menores); frente a los white collar (cuello blanco), asociados a los empleos intelectuales y de alta cualificación (con sueldos mayores). En resumen: el obrero clásico frente al modernito de oficina. El que siempre ve peligrar su trabajo frente al que no siente ni el más mínimo miedo. Y, en definitiva, el que menos dinero gana frente al que más.
Si crees que la IA no te afecta, vas listo…
Sin embargo, la IA ha dado al traste con todo este esquema preestablecido. Si trabajas frente a un ordenador y siempre miraste con cierta superioridad al obrero que trabaja en una fábrica porque no estudió lo que tú, ¿qué pasará cuando descubras que está en peligro no solo su trabajo, sino también el tuyo? ¿Qué sucederá cuando veas que tu fascinación tecnológica se debía a que tu sueldo no peligraba… hasta ahora? Y es que esa es la verdadera revolución de la IA frente a otras revoluciones: por primera vez, la tecnología pone en jaque a todo tipo de empleos: los cualificados y los no cualificados.
Así lo muestran, al menos, los diversos informes que ponen sobre la mesa hasta qué punto la IA está aplicándose en sectores que nunca habían sustituido a sus empleados por máquinas. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 12,4% de las empresas españolas de diez o más empleados usaba la IA en el primer trimestre de 2024. Esto supone un crecimiento de 2,8 puntos porcentuales respecto a 2023. Como vemos, hay sectores destacados relacionados con los trabajadores blue collar, pero la presencia del sector servicios también nos hace pensar en la afectación de los white collar.
Las cifras de nuestro país son similares a las de nuestro entorno. De hecho, Eurostat refleja que estamos inmediatamente por encima de la media de la UE, donde los países nórdicos registran una mayor adopción empresarial de esta tecnología.
Y si entramos más en detalle, ¿a qué tipo de empleos aplica especialmente el uso de IA? Eurostat lo deja claro: no solo es que los white collar también se vean afectados, sino que, de hecho, son los que más lo están haciendo. Como vemos, tanto en España como en los países de nuestro entorno, los trabajos relacionados con la comunicación, la ciencia y la tecnología y la administración tienen una incidencia mucho mayor que otros como la fabricación, el transporte, el comercio, la hostelería o la construcción.
… y esto no ha hecho más que empezar
Este es el presente, pero es que el futuro inmediato apunta en una dirección idéntica, según los estudios que han tratado de evaluar los empleos que están peligro en este nuevo escenario. Un análisis de McKinsey refleja que el 43% de las empresas que usa IA disminuirá el número de empleados en los próximos tres años, frente al 30% que no registrará cambios y el 12% que no sabe qué pasará. Apenas el 15% espera aumentar su plantilla a causa del uso de inteligencia artificial.
El mayor golpe viene de la mano del Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que en 2024 publicaron un extenso estudio sobre la manera en la que la IA impactará en el empleo en todo el mundo. Como podemos ver en el gráfico de abajo, los empleos vinculados con cierta cualificación académica son los más expuestos.
Por si queda alguna duda, el análisis también diferencia la afectación de la IA por el tipo de ingresos de los profesionales. Y aquí sí que no hay lugar a dudas: la IA no afectará al 82,4% de los profesionales con ingresos bajos, mientras que, en el caso de las rentas altas, este índice baja hasta el 57,3%.
Y si las cifras del Banco Mundial y la OIT asustan a muchos, las de OpenAI lo hacen todavía más. En 2023, la empresa desarrolladora de ChatGPT publicó un informe en el que, entre otras cosas, analizaba qué profesiones se iban a ver más afectadas por el uso de su tecnología. Las cifras hablan por sí solas: de nuevo, los empleos más expuestos no van a ser los menos cualificados ni los peor pagados, precisamente, sino todo lo contrario: los más cualificados y mejor pagados.
Hay otros sectores, tradicionalmente vinculados al trato humano y con una altísima cualificación académica, que también podrían empezar a preocuparse pese a no ocupar actualmente las primeras posiciones de los ránkings. Un ejemplo claro es el de la medicina. En marzo de 2023, la Comisión Europea realizó una encuesta en la que preguntaba a los ciudadanos por la aplicación de la IA en los procesos médicos. ¿El resultado? Un 76% de los europeos apostaba por este uso. En España la cifra subió hasta el 82%, mientras que ningún país se situó por debajo del 66%.
Y estamos hablando de la inteligencia artificial en general, pero el gran melón que se viene es el de la IA generativa. El análisis de McKinsey prevé que esta tecnología no solo hará disminuir el número de empleados en una parte sustancial de las empresas, sino que, además, muchas de estas pérdidas de empleo se producirán en actividades asociadas a los profesionales white collar como los recursos humanos, el marketing, las ventas, las finanzas o el desarrollo de productos y servicios. Nos encontramos, en definitiva, ante un escenario inédito. Históricamente, las grandes revoluciones industriales y tecnológicas han afectado principalmente a los trabajos menos cualificados y peor pagados, dejando indemnes a los profesionales de un rango aparentemente mayor. Sin embargo, la IA ha cambiado todo: por primera vez, quienes se creían a salvo de todo cambio empiezan a verle las orejas al lobo. Así que ya lo sabes: si sueles mirar por encima del hombro a quien no tiene tu formación y gana mucho menos dinero, piensa que quizá el próximo afectado por la IA no será él, sino tú.
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